sábado, 15 de octubre de 2016

Carta al cadáver de Fausto (Ender Rodríguez)


            La noche del 8 de Enero del 79, te perseguía la poli.   No pudieron atraparte.   Se quedaron con las ganas y a la intemperie.   Habías escapado entre aullidos de perro azul.   Ese día, el sanatorio ahorró sus camas. 

Recuerdo tanto lo que dijiste …  Que habías visto a retina abierta  -si es que no mentías-:  A unos tipos medio extraterrestres que te hablaban, mientras salía de las entrañas de sus cuerpos algo de jugo multicolor.  El raro líquido levitaba, viajando coagulado y tibio hacia el sol.    Decías que era absoluta verdad. 

Sabes que todavía vivo en casa con Mamá.   En la alcoba de la entrada duerme ella sin la carta de su madre muerta.   Una vez la vi amamantando a un árbol (Asimismo le pasó al poeta Román Orozco).   Mamá parecía como de otro planeta irregular.  Y aunque tiene algo de memoria,  ella ha cuidado y llenado esta torpe barriga.

Tu cadáver en cambio Fausto, habita el cuarto de al lado de la cocina.   A pesar de todo, tu esqueleto es amigo mío. Pudimos hacer sopa contigo, pero el humo distrae a  tantas almas revoloteando avisperos.

A veces, a las 3 AM te encantaba pararme a escuchar grabaciones de algún ebrio reverendo, que quizás eras tú.  ¿Lo recuerdas you?  Golpeabas mis pequeños pies contra las maderas del cuarto.    Muchas veces, yo lograba esconderme bajo la cama.   Sonaban voces en idiomas extraños por allá abajo, y se colaban por entre el suelo como alfombras movibles.    



Cuando ibas de paseo por las noches, recogías personajes que reconocías como seres espaciales en aquel Dodge Dart.

¿Recuerdas a Naca?  La hermosa mujer color claro, casi pelirroja-rosa.
Naca siempre fue una luz bebé de Neptuno.   Aunque era una mujer envuelta en dudas y le acompañaba un aire medio triste.   Nos conocimos en el sur del país.  Nos besamos nocturnos toda una noche, sin fracasos, ni ascensor bajo una cañafístula.    Fuimos esa piel quemada y color tierra río arriba.   Al llegar al Ávila, le hablé a ella sobre el rollo de seguir así, amándonos invisibles y sin sentido, sin alcoba.   Ella irrumpió en llanto, yo hice silencio como siempre.  Tú sabes que el silencio es importante Padre.
La estrella verde del sur fue nuestra.  El follaje moribundo y sus senos mariposa.   Te lo conté viejo, babeabas como catarata que se enciende en lava.
Lo mejor de su silueta era su orquídea, su inocente pubis.
La última vez vino a dormir a casa.  No ha venido más.  Se suicidó.
Eso no lo he olvidado Papá. 

Entre mendigos y bares te lo pasabas,  además de buscar estrellarte con camiones en la vía Valencia-Maracay.  Yo dormía sin dormir.   Los extraterrestres no lo permitían  ¿Te acuerdas de los bares, las risas, el alcohol?

Me dicen que todavía apareces en esquinas a las 3 AM, hablando pistoladas sin parar.
No he dejado de amarte Fausto
no lo he hecho. 


PARA ESCUCHAR O DESCARGAR EL AUDIOTEXTO EN VOZ DE LA ESCRITORA Y GESTORA CULTURAL BELKIS LOVERAhttps://drive.google.com/open?id=0B3b3CxI82Bf-VlFMTC1KQVB1VU0

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